El mejoramiento de las condiciones generales de salud y nutrición que se ha venido produciendocontribuye a disminuir la edad de la menarquia y a que los niveles de fecundidad de los adolescentes sean hoy más altos que hace 25 años. Aproximadamente 35 por ciento de las jóvenes latinoamericanas tienen su primer hijo antes de los 20 años.3 Según se calcula, las mujeres que comienzan la procreación cuando aún son adolescentes acaban teniendo dos a tres veces más hijos que las que retrasan el primer nacimiento hasta que tienen cuando menos veintitantos años.4
Veintiocho por ciento de las mujeres guatemaltecas tienen su primer hijo antes de los 18 años.5 Aproximadamente, una de cada cinco jóvenes menores de 18 años en México y Bolivia han tenido ya un hijo.5 En Colombia, Guatemala y Paraguay, las mujeres actualmente tienen más probabilidades de tener un hijo durante la adolescencia, por comparación con lo que ocurría con las adolescentes en los años setenta.3
Las tasas de natalidad son más elevadas para las adolescentes que viven en las zonas rurales. En un estudio de nueve países de América Latina y El Caribe se observó que entre 40 y 60 por ciento de las mujeres rurales habían tenido su primer hijo antes de los 20 años, por comparación con 25 a 36 por ciento de las mujeres urbanas.6
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